A primer golpe de vista, uno tiene la impresión de que los norcoreanos amanecieron crudos y no logran trazar las líneas como acostumbran, en esas geometrías perfectas y esos movimientos con pulso de hormiguero.
Pero no. Cosa de poner un poquito de atención para darse cuenta de que hay ahí algo de surrealismo muy 4T. De entrada, la Gran Líder, que es Claudia Sheinbaum, no está una tarima, arriba, de frente a la coreografía, para un homenaje del pueblo agradecidísimo, sino abajo, en primera fila, con cubrebocas, pants y sudadera color Morena, como casi todas las personas que la acompañan.
El que está arriba es un joven al que dan ganas de llamar coach, por la diadema y la actitud positiva, que instruye con una peculiar profusión de diminutivos:
“Ahora expandimos el pechito y levantamos las manitas hasta el plexito solar para cargarnos de energía”. Taichí, como deja claro la música, en plan Kung Fu Panda visita Aztlán.
Abajo, ya les digo: el surrealismo. La mayoría, varios cientos, luce pants del mismo color que la jefa con la leyenda Ponte Pila, el programa con que el gobierno chilango quiere ponernos a hacer ejercicio, obviamente “comunitario”.
“Ah, son las personas que van a entrenar al pueblo agradecidísimo”, piensa uno. Pero la cosa no es tan sencilla. En las filas que culebrean, abundan las lonjas.
Cierto que en México, históricamente, hacer ejercicio no ha sido un requisito para dedicarse, digamos, a dar clase de deportes, pero igual hay algo raro.
Por ejemplo, que el caballero que está junto a la jefa de Gobierno luce un saco- abrigo con algo de familia Kim encabezando un despliegue militar en la frontera con Sudcorea, poco adecuado para la práctica milenaria del taichí.
“Ah, es que se llevaron a los trabajadores del gobierno chilango a participar en el video”, piensa uno. Y es probable, porque hay por ahí uno que otro que, parece, lleva la camisa debajo de la sudadera, por aquello de que no da tiempo de regresar a la casa, así que de ahí me voy directo y desayuno en la oficina, amor.
Fue así como el gobierno capitalino echó a andar el programa que se llama, lo adivinaron, Ponte Pila, y que pretende hacer de la Ciudad de México “la más deportiva del mundo”. Ojalá que lo consiga. Y es que la 4T nos ha quedado a deber con el deporte. Digo, una vez que, discretamente, dejaron de darle dinero al proyecto beis, otro fiasco millonario, y tras el fracaso inédito de la delegación olímpica, quedan las caricaturas idiotas sobre niños gordos y los videos del Presidente provocándose contracturas.
El éxito tardará. Digo, con el ritmo de entrenamiento que muestra el video, un mexicano con sobrepeso estándar tardaría 17 mil años en quemar los kilos de sobra. Pero la 4T llegó para quedarse. Mientras, pueden hacer un paper buenísimo y no colonialista.
POR JULIO PATÁN
COLUMNISTA
@JULIOPATAN09
MAAZ
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