A veces gana el que menos se espera. Pero si estás en un Concurso de Triples no va a ser por casualidad. Ésa era la mentalidad de Karl-Anthony Towns cuando se vio el último en las apuestas para este reto triplista del All-Star de Cleveland. En su contra el ser, pese a su buen toque para los tiros exteriores, un jugador de 2,11 metros que juega como pívot. Nadie lo había ganado jugando el grueso de sus minutos en la NBA en esa posición. Los Bird, Love o Nowitzki se llevaron el trofeo años atrás siendo altos pero sin cumplir esta condición que sí sube a Karlito, el dominicano que lleva cerca de una década intentando elevar a los Timberwolves a cotas más altas, a los cielos.
Su equipo está funcionando mejor este año y puede alcanzar las eliminatorias por el título. El colectivo lo hace rodar él. Toda felicidad que le caiga encima en este contexto de pandemia será bien recibida por el aficionado de la NBA; muchos son sabedores de que Karl perdió a su madre en la fase más dura del COVID y que ha sido uno de los que peor pasó el confinamiento y el parón de 2020.
En esta competencia participaban ocho jugadores y los tres mejores se clasificaban para una ronda extra que decidiría el ganador. Desmond Bane (Grizzlies) abrió fuego con 18 puntos. El recientemente traspasado C.J. McCollum, nuevo en los Pelicans, puso su marca en 19. Y llegó Luke Kennard, el zurdo de los Clippers que ya ha dado alguna alegría con su acierto exterior en la presente temporada, y hasta se cargó el grafismo de la retransmisión televisiva. Los 28 tantos de Kennard de 40 posibles fueron la mejor puntuación de esa primera ronda. Decepcionantes Fred VanVleet (Raptors), con 16, y un Zach LaVine, con 14, que no podrá tener el doblete de mates y triples. Towns entró con 22 puntos como primer aviso, los mismos de un Trae Young que superó por uno en el último tiro al australiano Patty Mills (Nets).
Espalda ancha y mecánica con poco movimiento de brazos pero efectiva y rápida. Así se cargó Karl-Anthony Towns a los especialistas. Su ronda final fue, además, la más acertada de la noche. 29 puntos y fallando algunas en los últimos dos carros. Iba camino de hacer una auténtica burrada. Más mérito para el jugador. Sería el menos indicado para ganar, pero nadie pudo acercarse a su puntuación. Young y Kennard empataron a 26 y entraron al último carro, de forma respectiva, cabeceando de resignación sabiendo que no podían con el pívot.
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