Bogotá se merece un gran parque al servicio de la recreación de los bogotanos.
Señor Director:
Ahora que por fin se va a lograr el acuerdo para que los 1.300 indígenas que ocuparon el parque Nacional lo entreguen, después de casi 120 días de ocupación, bueno sería que la Alcaldía pensara de una vez por todas en estructurar un plan de recuperación general del espacio público y diseñara la utilización adecuada y digna del terreno con las más diversas alternativas de recreación, tal como lo tienen los parques emblemáticos en las grandes capitales del mundo.
El parque Nacional, con su enorme terreno, parece más bien un potrero y en la mayoría de sus áreas pastan vacas y caballos; también se refugian los perros abandonados y, cuándo no, la delincuencia.
Bogotá se merece un gran parque al servicio de la recreación de los bogotanos. El terreno ha estado ahí siempre, pero abandonado y en lamentables condiciones.
Eduardo Durán Gómez
Una paz a medias
Señor Director:
La directora del Programa de Investigación sobre Conflicto Armado y Construcción de Paz, la doctora Angelika Rettberg, nos da una buena noticia: la mayoría de los ‘exparas’ y ex-Farc han dejado las armas. Seguramente, muchos de ellos regresaron a sus hogares para iniciar una nueva vida, luchando el día a día y trabajando, como lo hacemos todos los colombianos para poder subsistir. ¡Enhorabuena!
Los líderes de estas organizaciones del crimen también se reintegraron a la vida civil. De igual forma, algunos de los jefes ‘paras’ fueron extraditados a Estados Unidos, mientras que otros pagan cárcel en Colombia.
La mala noticia es que residuos de los dos grupos, más el Eln, siguen asesinando colombianos y destruyendo el país. La tan anhelada paz nos llegó a medias porque solo se negoció con un bando, y la justicia no estuvo presente en los acuerdos de La Habana.
Se acercan las elecciones legislativas y presidenciales, y el fantasma de la ‘farcpolítica’ y la ‘parapolítica’ nos sigue rondando.
Mario Patiño Morris
Gracias al tapabocas
Señor Director:
En los próximos meses, o quizás semanas, se dejará de usar el tapabocas, y Colombia no podría ser la excepción. Durante más de dos años de pandemia, esta fue la prenda de vestir más usada del atuendo colombiano, aún más que el propio celular. No seamos malagradecidos con una prenda que salvó millones de vidas en todo el mundo. Hubo personas que se cambiaban de tapabocas hasta seis veces al día. El día que no llegue a ser prescindible saldrán a la luz unos cutis vueltos un rastrojo. Pero sin embargo, mediante el uso de este ya accesorio de la moda, la humanidad evitó un descalabro peor que el que tuvo durante la peste negra, que duró más de cinco siglos en Europa, Asia y África, y la gripe española, que estuvo tan solo un año activa.
Fernando Cortés Quintero
El Foro del Lector no publica cartas abiertas ni dirigidas a un tercero. Las cartas no deben tener una extensión mayor de 200 palabras y estarán sujetas a edición por razones de espacio. En ellas se deben incluir la dirección y el teléfono del autor. Las cartas pueden enviarse por correo a la Dirección de EL TIEMPO, avenida calle 26 n.º 68B-70, Bogotá, D. C. Por fax, al número 294-0210 y por correo electrónico a: opinion@eltiempo.com.co
Llegaste al límite de contenidos del mes
Disfruta al máximo el contenido de EL TIEMPO DIGITAL de forma ilimitada. ¡Suscríbete ya!
Si ya eres suscriptor del impreso
COP $900 / mes durante los dos primeros meses
Sabemos que te gusta estar siempre informado.
Crea una cuenta y podrás disfrutar de:
- Acceso a boletines con las mejores noticias de actualidad.
- Comentar las noticias que te interesan.
- Guardar tus artículos favoritos.
Crea una cuenta y podrás disfrutar nuestro contenido desde cualquier dispositivo.
Note: This article have been indexed to our site. We do not claim legitimacy, ownership or copyright of any of the content above. To see the article at original source Click Here